En una sala aislada de una reserva natural cerca de Bogotá, la capital de Colombia, Wayra, un polluelo de cóndor recién nacido, es un símbolo de esperanza para Fernando Castro, un especialista en vida silvestre. Castro, de 33 años, dice ver en el pequeño el futuro del cóndor andino (Vultur gryphus) en Colombia. Wayra es el último polluelo de cóndor andino nacido gracias a un programa de incubación artificial dirigido por la Fundación Jaime Duque, una organización colombiana sin fines de lucro dedicada a la conservación de la especie. En el Parque Jaime Duque, un parque temático a 30 minutos de Bogotá que incluye dos reservas naturales, los conservacionistas trabajan para reproducir la especie a un ritmo más rápido del natural, con el fin de darle al ave voladora más grande de América una mejor oportunidad de recuperación. Durante los últimos dos siglos, las poblaciones de cóndores andinos han disminuido constantemente en los siete países que habitan: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. La población se desplomó en el siglo XX cuando los pobladores del altiplano andino sacrificaron a estas aves carroñeras por la creencia errónea de que eran las responsables de la muerte del ganado. La pérdida de hábitat y la contaminación con plomo de las municiones dejadas en los cadáveres de los animales devastaron aún más la especie. Actualmente, el cóndor andino está clasificado en la Lista Roja de la UICN como vulnerable a la extinción. La evaluación de la UICN, realizada en 2020, estima que…This article was originally published on Mongabay
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